#32 Cuando la suerte se ceba dos veces con el mismo elemento
Hace unos 20 años tuvimos un caso que nos retrata como especie. En realidad, es un caso que se repite cada cierto tiempo, y de manera geométrica, o sea, aparece cada vez más veces, y también retrata nuestra escasa evolución ética como especie.
Una cliente de un seguro de hogar, nos llamó para reclamar el daño de su vitrocerámica. Se había averiado.
Una avería. No había sido un fallo en la tensión de la luz de la casa, ni otra posibilidad con cobertura (las pólizas de hace veinte años tienen poco que ver con las acturales).
Le explicamos que no hacía falta dar el parte porque eso no estaba cubierto. Protestó poco. Un “era por si acaso”. Un “no te preocupes, no importa”… y la pregunta “pero… ¿y eso qué pone en la póliza de rotura de vitrocerámicas?”
Le explicamos que era la cobertura destinada a pagar la de rotura de cristales para las placas vitrocerámicas. Y fin del asunto.
Pero días después nos llegó la carta de rehúse por la rotura de un cristal de la vitrocerámica de la misma cliente.
La cliente había llamado a la aseguradora directamente, diciendo que se le había roto el cristal de la vitro. Una mala caída de una cacerola. En el expediente estaba la foto del cristal completamente roto que hizo el reparador.
Era la misma placa que una semana antes estaba averiada. Ahora estaba el cristal roto. Y una aseguradora que no quería pagar el cristal.
La explicación
La cliente recogió nuestra información: lo que se cubre es la rotura del cristal. Y pensó, pues entonces rompo el cristal.
El reparador de cristales de vitrocerámicas de las compañías, cambian cristales, y también hacen otra cosa, comprobar que además del cristal roto, la placa funciona. Porque que se rompa el cristal no afecta a la maquinaria y al uso.
La compañía no iba a cambiar un cristal de una placa rota, que era el problema real.
La bañera
Tuvimos otro caso muy similar, una señora de buena familia, con un buen negocio, nos llamó para que le repara la aseguradora un pequeño arañazo de una bañera, por la cobertura de rotura de loza sanitaria (esta era la cobertura hace 25 años). Un simple arañazo no se considera rotura, porque se podía “medio reparar” con un poco de esmalte, y no es como para sustituir la pieza.
Un mes después, nos vuelve a llamar.
“Ahora sí que está rota. Pero rota rota.”
La causa: una aplicación sobre el arañazo de la bañera de una fuerza y velocidad de martillo suficiente para romper un muro de carga.
Cuando va el perito, tiene que excluir el siniestro, porque la cobertura (recuerda hace más de 20 años) era rotura de LOZA sanitaria, y esa bañera, como la mayoría de entonces era de hierro. No de loza.
Justicia divina.
Estos dos casos son de hace siglos, que recordamos con añoranza porque fueron los primeros del estilo. Son dos pequeñas picardías. Que las aseguradoras miran para otro lado, no hacen mucho más que no pagar.
Pero la semana que viene te voy a contar qué pasa cuando no es la aseguradora la que se siente engañada sino la policía y como acaban esos asuntos…
Celebramos estos días nuestros 33 años en el seguro. Y podemos atestiguar que estas cosas siguen pasando a diario. Por cada una que cuela, 100 no lo harán. Pero como el cuñao sigue diciendo que “sí se puede” y “lo hace todo el mundo”…
¿Alguna vez has pasado la línea para conseguir que una aseguradora te pague algo… “dudoso”? ¿Cómo acabó? Queda entre tu y yo. 🤫